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El vino, ¿sano placer?
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Los recientes estudios realizados han evidenciado el efecto beneficioso del consumo moderado de vino, en concreto de vino tinto. Pero como se trata una bebida que no sólo tiene sustancias beneficiosas es conveniente aclarar cuáles son sus virtudes y qué se considera un consumo adecuado. Es entonces cuando podremos disfrutar de un alimento muy nuestro que puede aportarnos salud y placer al mismo tiempo.
Un poco de historia
El vino se obtiene directamente del Jugo de uva a partir del cual, mediante fermentación y siguiendo una serie de procesos, se consigue un producto madurado con unas características bien diferenciadas en cuanto a sabor, aroma y color. El vino es una las bebidas más antiguas que se conocen. La primera referencia escrita la encontramos en el Antiguo Testamento, y en las civilizaciones griega y romana ocupó un lugar destacado. Siempre ha estado muy relacionado con el área mediterránea, especialmente con las regiones del sur de Europa: desde la Edad Media, Francia, Italia y España son los grandes países exportadores de vino. En los últimos años también se ha producido un incremento productor en otras zonas del mundo como América, Australia e incluso China.
La uva, materia prima
Abundante en azúcares fácilmente asimilables y vitaminas del complejo B, la uva destaca por su alta digestibilidad. Además, ha demostrado tener un efecto cardiosaludable gracias a su contenido en flavonoides y otros antioxidantes vegetales. Por ello, tanto la uva como el vino (siempre que no se tomen más de dos copas al día, como veremos), contribuyen al buen estado de las arterias, sobre todo de las coronarias, ya que las dilatan, impiden el depósito de colesterol y hacen más fluida la sangre.
De entre los saludables flavonoides que aporta la uva se encuentra el resveratrol, especialmente eficaz a la hora de prevenir las enfermedades cardiovasculares. Los flavonoides se encuentran en la piel y semillas de la uva y variedad de uva negra es la que los concentra en mayor cantidad.
La uva también contiene provitamina A y vitamina C, así como fibra vegetal soluble (pectina), que ayuda a combatir el estreñimiento al activar el tránsito intestinal. En cuanto a los minerales, la uva proporciona sobre todo potasio (de gran efecto diurético) y hierro (antianémico). Por el contrario, aporta muy pocas grasas y proteínas.
Es una fruta ideal en situaciones de anemia, embarazo, estrés, sobreesfuerzo muscular, estreñimiento, hemorroides, alteraciones cardiovasculares y acidez gástrica. Tan sólo deben restringir su consumo las personas con tendencia a sufrir piedras en el riñón, puesto que contiene ciertas cantidades de ácido oxálico, así como las personas con diabetes u obesidad, por su alto contenido en azúcares de absorción rápida (fructosa, sacarosa, dextrosa…)
El caso francés como ejemplo
El interés por los beneficios del vino se despertó sobre todo a partir del estudio llevado a cabo por Serge Renaud, director de Investigación del INSERM (Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica de Francia) en Burdeos. En el trabajo se reflejaban datos aparentemente contradictorios: que Francia tenía una de las esperanzas de vida más altas (81,5 años) y tasas de enfermedad cardiovascular similar a la de los países mediterráneos, siendo, como ya se sabía, una gran consumidora de grasas saturadas de origen animal (foie y mantequilla, por ejemplo).
En este estudio, Renaud también tuvo en cuenta otro dato: el consumo moderado de vino entre los franceses. El informe, publicado en la prestigiosa revista Lancet, fue bautizado precisamente como la “Paradoja francesa”, ya que una de sus conclusiones fue que precisamente el hecho de acompañar la comida con vino protegía de alguna manera a los franceses. A partir de aquí se empezaron a suceder las investigaciones sobre el vino y, concretamente, sobre el resveratrol, que era el que parecía conferirle sus beneficios. Con el tiempo, se ha demostrado que este componente tiene propiedades antioxidantes y una relación importante en la prevención de enfermedades cardiovasculares.
¿Cuándo es demasiado?
Los efectos beneficiosos del vino se han visto con vino tinto y con un consumo moderado (uno o dos vasos al día). Se considera que 40 gramos de alcohol al día (1/2 litro) para el hombre y 20 gramos (1/4 litro) para la mujer son cantidades que el organismo puede metabolizar. No obstante, el nivel de toxicidad para el alcohol depende de distintos factores: la edad de la persona, su complexión corporal, su estado de salud o si ha consumido o no alimentos junto con la bebida alcohólica. Por este motivo, dado que el vino no sólo tiene sustancias beneficiosas, las personas habituadas a beberlo deben saber que no es saludable tomar más de dos vasos al día (125 cc cada vaso) y que podría comportar más perjuicio que beneficio. Y es que el vino, suele contener una cantidad de alcohol superior al 11% y es esta característica la que hay que tener en cuenta a la hora de recomendarlo.
Entre las consecuencias de un consumo elevado de alcohol están trastornos digestivos, desequilibrios nutricionales, cirrosis…
Por tanto, promover su consumo de forma generalizada puede ser peligroso. La Fundación de la Dieta Mediterránea lo explica claramente: el agua es la bebida por excelencia en el Mediterráneo y es fundamental en nuestra dieta. El vino debe tomarse con moderación y durante las comidas. Es un alimento tradicional en la dieta mediterránea que puede tener efectos beneficiosos para la salud consumiéndolo con moderación y en el contexto de una dieta equilibrada. De hecho, lo ha incluido en su Pirámide de la Alimentación Saludable de la edición de 2010 de esta manera: vino con moderación y respetando las costumbres.
¿QUÉ CONTIENE EL VINO?
En la composición del vino encontramos ácidos orgánicos (que le confieren su particular acidez, color…), azúcares (algo de glucosa, fructosa y otros azúcares), alcoholes (sobre todo etanol o alcohol etílico) polialcoholes, aldehídos, esteres y compuestos polifenólicos. Son precisamente estos últimos los que convierten al vino en un producto de interés. Dentro de los compuestos fenólicos encontramos los flavonoides (flavonas, antocianos, flavanoles y taninos) y los no flavonoides (ácidos fenólicos, resveratrol y cumarinas). El vino presenta, además, vitaminas (sobre todo del grupo B) y minerales.
EFECTOS SALUDABLES DEL VINO
- Sobre la enfermedad cardiovascular(infarto de miocardio y aterosclerosis): parece que los flavonoides presentes en el vino tinto, por sus propiedades antioxidantes, ejercen un efecto protector contra enfermedades cardiovasculares en personas que consumen cantidades moderadas de vino en las comidas. En este caso, sería recomendable el consumo de un vaso de vino tinto al día. En concreto, produce un aumento del colesterol HDL (“bueno”), se opone a los procesos de trombosis de la sangre, y reduce la inflamación y los procesos de oxidación en la pared arterial. En cambio, ingestas de mayores cantidades producen aumento de la tensión arterial y mayor riesgo cardiovascular.
- Sobre el deterioro cognitivo: el consumo moderado de vino puede tener efectos beneficiosos para evitar el deterioro cognitivo. Un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard ha demostrado que el resveratrol es capaz de estimular las sirtuinas, unas enzimas celulares que regulan el envejecimiento de los seres vivos, por lo que el consumo de vino tinto puede ayudar a retrasar el envejecimiento y prevenir enfermedades como el Alzheimer.
- Sobre enfermedades tumorales: el resveratrol tiene un efecto tumoricida in vitro, es decir, es capaz de inhibir el crecimiento de células tumorales. Se ha descrito esta actividad “in vitro” en tumores de mama, próstata y leucemias. Un estudio reciente ha mostrado el papel protector del consumo de uno o dos vasos de vino tinto al día frente al cáncer de pulmón en fumadores.
Además, en pacientes con cáncer que se someten a un tratamiento de radioterapia, el riesgo de toxicidad sobre la piel parece ser mucho menor, si consumen un solo vaso de vino al día. Concretamente, es un 75% menor que en los no bebedores.
- Sobre la diabetes: ha sido examinada la relación entre el consumo total de alcohol y la diabetes y en el síndrome de resistencia a la insulina, encontrando una reducción del riesgo de aparición de estas enfermedades en aquellos individuos con un moderado consumo de alcohol.
- Sobre otras enfermedades: recientemente se han descrito algunos efectos beneficiosos de la administración de polifenoles sobre enfermedades diversas como la osteoporosis, las cataratas y la caries dental, en estudios llevados a cabo con animales de experimentación.